Quienes no somos lumbreras en lo que respecta al mundo del motor puede que nunca hayamos oído hablar de la junta homocinética. A pesar del desconocimiento en torno a esta pieza, su papel en la mecánica de nuestro vehículo es esencial para la unión entre la transmisión y las ruedas. En este artículo le explicamos por qué la junta homocinética es tan importante para la mecánica de su vehículo y qué tipos existen.
¿Qué es la junta homocinética?
Si nos interesamos por el significado de la palabra «homocinética», veremos que, en el ámbito mecánico, hace referencia a la conexión entre dos ejes que aseguran la transmisión de las velocidades. La junta homocinética, conocida igualmente como junta de velocidad constante o tripoide, es una pieza acoplada a los palieres de transmisión del coche que sirve para conectarlos a las ruedas y transmitirles el movimiento del motor.
La junta homocinética está compuesta por varias piezas:
- Campana exterior;
- Núcleo;
- Jaula de ensamble (que contiene las bolas);
- Seis bolas (permiten transmitir el movimiento rotativo);
- Guardapolvos (capucha protectora del mecanismo).
Pero ¿por qué mi coche lleva una junta homocinética? Digamos que, sin la junta homocinética, el coche no podría llevar a cabo el giro de las ruedas transmitido por el sistema de dirección o neutralizar las vibraciones que llegan del motor a través de las propias ruedas. En general, su misión es que todo vaya como la seda en lo que respecta a la transmisión de ese movimiento de rotación de manera suave y continuada.
Tipos de junta homocinética
La junta homocinética como la conocemos actualmente no siempre ha tenido la misma forma. Desde que se inventase el cardán en el siglo XVI, la mecánica ha ido evolucionando hasta llegar a lo que hoy es la junta homocinética.
Podemos distinguir tres mecanismos que han marcado la historia en lo relativo al movimiento homocinético en vehículos: el cardán, la junta homocinética Glaencer-Spicer y la junta homocinética Rzeppa.
El cardán fue uno de los primeros sistemas de transmisión de la rotación y fue inventado por Gerolamo Cardano en el siglo XVI. Para la época era un invento revolucionario, pues consistía en un mecanismo que permitía transmitir un movimiento de rotación entre dos ejes no alineados.
Más adelante, llegó la junta homocinética Glaencer-Spincer, también conocida como junta trípode, que consiste en dos juntas cardán unidas por una pieza de doble horquilla que sirve para que el giro alterado de una sea corregido por la otra, transmitiendo de esta forma un movimiento uniforme a las ruedas.
La junta homocinética Rzeppa o junta de bolas es el tipo más empleado actualmente por los fabricantes de coches. Se caracteriza por contener seis bolas en la jaula de ensamble que permiten transmitir el movimiento con gran angularidad.
La próxima vez que escuche hablar de la junta homocinética, sabrá de qué pieza estamos hablando, así que no le sorprenderá oír de su técnico de confianza eso de «hay que cambiar la junta homocinética» o «es hora de sustituir los guardapolvos de la junta».