El coche es la combinación de diferentes componentes, mecánicos y eléctricos, que actúan de forma sincrónica para que funcione perfectamente. El alternador del coche es uno de ellos: se trata de un generador de corriente, que convierte en electricidad la energía mecánica producida por el motor para dar soporte a la batería, como lo establecen los principios de la ley de Faraday, que se basan en el fenómeno de la inducción electromagnética. Veamos cuál es su estructura, cómo funciona, para qué se utiliza y qué problemas pueden surgir en caso de mal funcionamiento.
Terminología
Conocer la composición del alternador puede ser útil en caso de problemas.
El alternador consiste en el estator, que es la parte fija, y el rotor, el elemento móvil. Este último gira dentro del estator, un elemento cilíndrico, y se conecta con el volante a través de una correa que impulsa el rotor. Por lo general, tiene forma de estrella.
Los conductores eléctricos dentro de estos dos componentes forman dos circuitos separados. El circuito ubicado en el rotor genera el campo magnético, mientras que el que se coloca en el estator alberga la fuerza electromotriz. La eficiencia de un alternador es de alrededor del 80 %. Esto significa que la absorción de potencia de un kW del motor genera 0,8 kW de electricidad; un motor requiere 12,2 V para arrancar.
Funcionamiento del alternador del coche
El alternador funciona solo con el motor en marcha. Y es precisamente desde el motor que todo arranca. La correa ayuda al motor a transferir al rotor la energía necesaria para garantizar su movimiento, lo que, a su vez, genera una fuerza electromotriz y un campo electromagnético que generan la energía para hacer funcionar el coche.
De la actividad del alternador proviene una corriente alterna. Esta corriente se convierte en continua y el flujo alimenta la batería, permitiendo que los circuitos funcionen y que el motor de arranque se encienda. El regulador adapta la tensión del alternador según las necesidades de todos los dispositivos del sistema, tanto eléctricos como electrónicos, asegurando su funcionamiento, desde el motor de arranque hasta las luces, sin descuidar los sistemas de seguridad, como el ABS y el ESP. Es fácil entender la importancia del mantenimiento de este componente y, por lo tanto, la necesidad de realizar controles a intervalos de 150 000 kilómetros. Si el alternador no funciona, la batería no se recargará.
Cada alternador tiene una etiqueta con datos técnicos como el modelo, la dirección de rotación, el voltaje, la corriente al ralentí y la corriente nominal a la velocidad nominal del alternador. El alternador también se encuentra en los coches híbridos suaves.
Problemas con el alternador
A estas alturas está claro que, si el alternador no funciona, desafortunadamente se quedará en la estacada. Pero, ¿cómo puede advertir de antemano las señales de aviso para no quedarse colgado de improvisto?
¡Esté siempre atento a la luz de la batería en el tablero! Si está encendida es que algo va mal, y no tiene por qué ser necesariamente la batería.
Otras cosas importantes que no deben subestimarse son, por ejemplo, la descarga completa de la batería, en cuyo caso observará una menor intensidad en los faros y en las flechas y luces del tablero, así como en la iluminación del indicador de la batería al acelerar. También puede producirse una estabilización alterada de la energía, lo que daña los componentes de la máquina.
Como es lógico, no debe esperar: póngase en contacto con un profesional de inmediato.