Todos hemos probado alguna vez la conducción con un coche con cambio automático: el coche de alguien cercano, un coche de alquiler, un coche de sustitución… Ya sea por un motivo o por otro, puede que también nos estemos planteando la compra de un coche con cambio automático. ¿Quiere saber cuáles son las ventajas del uso de este tipo de vehículos? Se lo contamos todo en este artículo.
¿En qué consiste un coche con caja de cambio automática?
Los vehículos automáticos se caracterizan por tener una caja de cambio automática con distintas posiciones (habitualmente identificadas con las siglas P, N, R y D) que permite al coche hacer los cambios de marcha de manera autónoma, sin necesidad de que el conductor intervenga en la conducción. A diferencia de los vehículos con una caja de cambios manual, el vehículo automático no tiene pedal de embrague, ya que su utilidad sería nula.
Ventajas del cambio automático
Los coches automáticos tienen muchas ventajas que hacen de él un aliado de la conducción eficiente. Además, la tecnología ha avanzado mucho desde que se crearon este tipo de coches. Siga leyendo para conocer las características que hacen de este tipo de coches una buena inversión.
Comodidad
Una cosa está clara: no tener que hacer los cambios de marcha resulta mucho más cómodo para el usuario. Evitamos, por ejemplo, tener que ocuparnos de poner el coche en primera tras cada parada o de cambiar de marcha constantemente durante los atascos.
Eficiencia
Gracias a la mejora de la tecnología, los coches con cambio automático nuevos disfrutan de un cambio de marchas muy eficiente, que puede resultar incluso menos contaminante que la versión manual del mismo modelo. El consumo de combustible también se ve optimizado, ahorrando dinero y energía por ese lado.
Concentración
Al dejar el control de los cambios al coche, podemos concentrarnos plenamente en la carretera y estar atentos a cualquier eventualidad. Esto aumenta nuestro nivel de seguridad y confianza a la hora de coger el coche.
Facilidad
Muchos conductores ocasionales tienen miedo de conducir debido a la pérdida de práctica con la palanca de cambios y al hecho de que se les pueda calar el coche si no consiguen realizar el juego de pedales a la primera. Con el cambio automático, podemos despreocuparnos de ello. El vehículo se encarga de encontrar la marcha que mejor convenga en función de la situación y ya no tendremos que enfrentarnos a las temidas cuestas, puesto que la palanca de cambios automática dará las instrucciones pertinentes al motor.
Adaptabilidad
Aquellos conductores que echen de menos una conducción más dinámica tienen también a su disposición modelos con un modo secuencial o manual que permite tener un cierto control de la palanca para subir o bajar marchas en función de nuestros gustos. Lo mismo ocurre con las levas de cambio en el volante, que ofrecen un mayor control del vehículo y nos dan la posibilidad de ajustar la conducción según nuestra manera de conducir.